El Comité Olímpico Israelí dio a conocer el lunes la
composición de su delegación a los juegos de Londres, formada por 37 atletas de
diez disciplinas, a falta de una plaza en atletismo que decidirá después de los
campeonatos de Europa en Helsinki.
Los deportistas israelíes más conocidos que acudirán a la
principal cita deportiva del mundo son el judoca Arik Zeevi (bronce en Atenas
en la categoría de hasta 100 kilos), el surfista Shajar Tzubari (bronce en
Pekín) y Lee Korzits, flamante campeona en clase RS:X en el campeonato de
Cádiz, informó el Comité en un comunicado.
Israel, que sólo acumula siete medallas en toda su historia
desde que ganó la primera en Atlanta, en 1996, espera aumentar su palmarés en
la capital británica, a la que desplazará seis nadadores que en el último
campeonato europeo de Debrecen (Hungría, en mayo) subieron hasta cinco veces al
podio. Jonathan Koplev, primera medalla de oro israelí en competición
internacional de natación, pugnará por revalidar la hazaña en 100 metros
espalda, mientras que su compañero Yaacov Tomarkin, con dos bronces en el mismo
campeonato, lo hará en 100 y 200 metros. Gal Nevó, otra de las esperanzas
israelíes en la piscina, dijo al regresar de Debrecen que su equipo
"espera repetir los logros del campeonato de Europa" a pesar de las
limitaciones presupuestarias que sufre todo el olimpismo israelí. Las ayudas
públicas al deporte son una de las asignaturas pendientes de los sucesivos
gobiernos israelíes, que sólo en los últimos años han despertado de su letargo
y empezado a ofrecer asistencia a los plusmarquistas. El Comité Olímpico
israelí ha anunciado que este año dará un millón de shékels (unos 259.000
dólares o 205.000 euros), es decir, el doble que en Pekín, a quien se haga con
el preciado oro en Londres; 400.000 (unos 103.000 dólares o 82.000 euros) por
la medalla de plata; y 250.000 (65.000 dólares o 51.000 euros) por la de
bronce. La otra asignatura pendiente es la participación en los juegos
olímpicos de deportistas de la minoría árabe, que supone un 20% de la población
del país. En los catorce juegos olímpicos en las que ha participado Israel sólo
dos miembros de esa comunidad han formado parte de sus delegaciones, la última
vez en 1976. Al futbolista retirado Rifat Turk, el último en hacerlo, no le
cabe duda de que la razón se debe a que "el Estado no gasta un solo shékel
en alentar el deporte en la comunidad". El palestino Turk dice "no
poderse identificar con la delegación que viaja a Londres", aunque es
consciente de la "complejidad" que supone que un árabe compita bajo
bandera israelí. Y es que los Juegos no han permanecido al margen del conflicto
de Oriente Medio. La participación de Israel, que comenzó en Helsinki en 1952,
se ve empañada, Juegos tras Juegos, por la Masacre de Munich, en la que la
organización Palestina Septiembre Negro asesinó a once de sus atletas que tenía
como rehenes en la villa olímpica. Al cumplirse el 40 aniversario de ese suceso
Israel pidió al Comité Olímpico Internacional un minuto de silencio en la
ceremonia inaugural de los juegos de Londres, petición que su presidente, el
belga Jacques Rogge, declinó con el argumento de no mezclar política con
deporte. Rogge sí participará en el acto de recuerdo que la delegación israelí
organizará en la villa olímpica, como lo hizo en los anteriores juegos. El COI
asestaba así un duro golpe a la campaña "Sólo un minuto", iniciada
hace varios meses por el viceministro israelí de Exteriores, Dany Ayalón, para
que la familia olímpica recordase a los atletas en el evento inaugural y al
agente alemán que murió en el asalto. "Desgraciadamente no ha habido hasta
ahora ni una sola ceremonia seria. Desde hace cuarenta años venimos pidiendo al
COI un minuto de silencio durante los juegos, sólo un minuto", escribe
Oshrat Romano Kendel, hija de uno de los atletas asesinados, en una carta
abierta a Rogge. En coincidencia con el 40 aniversario del atentado, el
semanario Der Spiegel dio a conocer los resultados de una investigación, basada
en más de 2.000 documentos de los servicios secretos alemanes, según los cuales
los atacantes palestinos fueron ayudados por neonazis que les facilitaron
pasaportes y medios para trasladarse de un lugar a otro.
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