Faltan poco más de tres meses para la inauguración de los
Juegos Olímpicos de verano (27.07. - 12.08.2012) en Londres. El foco de
atención, por supuesto, no solo estará en la competencia, sino en la equidad de
los juegos. Están planeados 6.500 controles antidopaje en Londres y los
alrededores de la capital inglesa, más que en cualquier Juegos Olímpicos
anteriores. ¿Pero qué tan en serio toma el Comité Olímpico Internacional (COI)
la lucha antidopaje? Vale la pena volver la mirada hacia atrás. Los Juegos
Olímpicos de Atenas 2004 fueron una novedad en materia antidopaje. Por primera
vez, se congelaron las pruebas antidopaje y de ahí en adelante todas las
pruebas de Juegos Olímpicos. Por un lapso de ocho años, estas pruebas se pueden
volver a examinar con nuevos o mejores métodos de comprobación. Así, está
previsto por el Código Mundial Antidopaje. Más de 15.000 pruebas de dopaje de
cuatro Juegos Olímpicos están almacenadas en el laboratorio antidopaje en
Lausana: de Atenas 2004, Turín 2006, Pekín 2008 y Vancouver 2010.
Pruebas de Atenas ante desecho
Dentro de aproximadamente tres meses, las pruebas de Atenas
serán destruidas y sustituidas por las de Londres, estas pruebas no han sido
verificadas nuevamente. No se han vuelto a usar, desde hace ocho años. Hay más
de 3.667 pruebas de orina y sangre están almacenadas en Lausana desde hace ocho
años sin que algo hubiera pasado. El jefe de la comisión médica del Comité
Olímpico Internacional, Arne Ljungqvist, es el responsable de pruebas
posteriores. Cuando se le preguntó, por qué las pruebas de Atenas no se volvieron
a examinar, respondió: “¿Por qué razón tendríamos que haberlo hecho? ¿Qué se
supone que deberíamos verificar de nuevo? En aquel entonces, los métodos fueron
suficientemente buenos. No tenemos informaciones de que se tomaron sustancias
que no pudimos comprobar”.
Nuevos procedimientos de prueba
Expertos difieren de esta opinión. Varios directores de
laboratorios acreditados por la COI remiten a procedimientos de prueba lo
suficientemente nuevos y desarrollados para ser usados como pruebas
posteriores. Mario Thevis, profesor del laboratorio antidopaje de Colonia,
quién trabajó para el COI en los últimos Juegos Olímpicos, comparte esta
opinión. Es uno de los investigadores de dopaje más reconocidos a nivel mundial
y explica cómo uno se podría imaginar esta situación: “En aquel tiempo, se
ingería un medicamento y en un lapso determinado, más o menos de siete a 14
días antes de los Juegos, se dejaba de tomar. En las pruebas de 2004, éstos no
se hubieran notado. En la actualidad, podemos detectar este medicamento o
residuos de este por medio de pruebas posteriores mejoradas”. También el
director general de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) en la ciudad
canadiense de Montreal quedó sorprendido de las investigaciones de la ARD y de
la reacción del COI. David Howman indica que, desde el 2004, su agencia ha
invertido más de 50 millones de dólares en el mejoramiento de procedimientos de
prueba de dopaje. “Queremos mejorar los procedimientos para rastrear sustancias
de dopaje. Hoy en día, las pruebas son mucho mejores. Si estos procedimientos
mejorados se utilizaran en las pruebas de 2004, está claro que aumentaría la
posibilidad de encontrar casos positivos en pruebas posteriores”.
Una “farsa completa”
El 18 de mayo se reunirá el comité ejecutivo de la Agencia
Mundial Antidopaje. Entonces, David Howman piensa recomendarle pruebas
posteriores inmediatas al COI. Pero, finalmente, el COI como dueño de las
pruebas tendrá que decidir si habrá pruebas posteriores. Richard Proud,
integrante del COI, también les recomienda esto a sus colegas. “En los juegos
en Londres en verano será demasiado tarde, entonces ya habrán pasado los ocho
años. Deberíamos usar las nuevas técnicas de determinación ahora. Seguramente,
se encontraría algo. Y aún si no se encontrara nada, nosotros, como COI,
deberíamos hacerlo, porque de otra manera hubiera sido una farsa completa,
haber almacenado las pruebas todo este tiempo”.
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