A mediados de marzo, una gira por Nueva Zelanda tuvo
consecuencias negativas para el equipo de Retegui. La arquera local se arrojó
tardíamente para intentar evitar el gol de Luchetti y cayó con toda su
humanidad sobre la jugadora argentina. El resultado: rotura del ligamento
cruzado anterior de la rodilla derecha. Alerta roja a poco más de cuatro meses
de los Juegos Olímpicos. Descartadas las opciones de una operación convencional
o fortalecimiento de la rodilla, todo quedó en manos de Gustavo Ríos, médico de
River. La novedosa intervención consistió en sustituir al ligamento cruzado por
un injerto que se toma de un tendón y hace las veces de nuevo ligamento. “A
partir de ahí puse mi cabeza en positivo, bien de ánimo y con las mejores
energías buscando llegar a los Juegos”. Cada adversidad y obstáculo que se le
presenta a las Leonas provoca mayor fortaleza en el grupo. La historia más
reciente, con títulos como resultados, dan fe de ello. Post operación, Sofía
Maccari fue su asistente de lujo para cuidar a su rodilla. Poco después,
caminata y trabajos de estabilidad. Luego, algo de fuerza. A menos de 90 días,
Luchetti realiza trotes alrededor de la cancha auxiliar de hockey en el Cenard.
“Cada ejercicio que haga depende para llegar a los Juegos Olímpicos”, una frase
que marca la entereza de Rosario Luchetti y su obsesión de competir a lo grande
en el Riverbank Arena de Londres.
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