Los Juegos de Londres tuvieron una colorida ceremonia de
inauguración con espectáculos de música, fuego y luces en el estadio de
Stratford. El nadador Guillermo Marro encabezó la delegación Argentina.
Marro, el abanderado nacional. Una espectacular ceremonia
inaugurada por Stephen Hawking, con constantes referencias al progreso científico
de la humanidad, marcó ayer miércoles el inicio de los Juegos Paralímpicos de
Londres 2012 en un estadio abarrotado por 62.000 espectadores. Durante más de
tres horas, casi dos de ellas dedicadas al desfile de los atletas, alrededor de
4.000 voluntarios, entre los que había antiguos deportistas paralímpicos,
soldados heridos y niños de los diferentes barrios del este de la ciudad,
representaron un colorido espectáculo lleno de música, fuego y luces en el
estadio de Stratford. Aunque los atletas fueron el centro de la fiesta,
compartieron protagonismo con los logros de científicos británicos como Stephen
Hawking, aquejado de una esclerosis lateral amiotrófica que lo mantiene
paralizado casi totalmente, Isaac Newton y Peter Higgs, autor de la teoría del
Bosón de Higgs. La ceremonia, dirigida por Jenny Sealey y Bradley Hemmings y
titulada "Ilustración (Enlightenement en inglés)", empezó
puntualmente a las 19.30 GMT con el científico Stephen Hawking realizando un
pequeño discurso desde el centro del estadio sobre el origen del universo. "Vivimos
en un universo gobernado por leyes racionales que podemos descubrir y entender.
Miremos arriba hacia las estrellas y no abajo hacia nuestros pies. Tratas de
darle sentido a lo que ves y preguntaron ¿qué hace que el universo exista? Sean
curiosos", arengó Hawking, con una luna gigante encima de él. Un "Big
Bang" creado con fuegos artificiales estalló alrededor del científico
dando paso a la primera parte de la ceremonia con la heroína del novelista
inglés William Shakespeare Miranda, en una silla de ruedas y acompañada por su
padre, Próspero, interpretado por el actor Ian McKellen.
Siguiendo el consejo de Hawking de ser curiosa, Miranda
descubrió a través de un ojo gigante la manzana de Isaac Newton, un libro con
la Declaración Universal de los Derechos Humanos y una palpitante bola que
representaba el Bosón de Higgs mientras el estadio se convertía en un
acelerador de partículas. Tras este espectacular inicio, con cientos de
voluntarios en el estadio y algunos de ellos realizando acrobacias en el aire, la
reina Isabel II de Inglaterra llegó al recinto junto a sus hijos Ana y Eduardo,
los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, y el presidente del Comité
Paralímpico Internacional, Philip Craven. En el palco también había otras
personalidades como la infanta Elena de España, el vicepresidente de Ecuador,
Lenín Moreno; las primeras damas de Colombia, María Clemencia Rodríguez, y
México, Margarita Zabala, o el ministro brasileño de Deportes, Aldo Rebelo. Con
la aparición de la soberana inglesa y la izada de la bandera británica mientras
sonaba el "God Save the Queen" empezó el desfile de los 4.200 atletas
de los 165 países representados que se alargó durante dos horas y dio paso a
los discursos de Craven y del presidente del Comité Organizador de Londres 2012,
Sebastian Coe. Ambos recordaron la figura del doctor Ludwig Gutmann, fundador
del movimiento paralímpico en la localidad inglesa de Stoke Mandeville hace 64
años, antes de que la reina Isabel declarara inaugurados los XIV Juegos
Paralímpicos. La recta final de la ceremonia, de tono más sosegada y en la que
Miranda continuó descubriendo el universo que le había encomendado Hawking,
condujo hasta la llegada de la antorcha al estadio que, finalmente, terminó su
recorrido a tiempo después de acumular hasta dos horas de retraso durante el
día en su recorrido por Londres. En un giro espectacular, el soldado Joe
Townsend, que perdió ambas piernas en la guerra de Afganistán, sobrevoló con la
antorcha paralímpica la distancia entre la torre Orbyt y el estadio, donde la
cedió al futbolista ciego británico David Clarke que entregó, con la ayuda de
un guía, el último relevo a Margaret Maughan. Maughan, la primera campeona
paralímpica británica ganadora de un oro, prendió el mismo pebetero utilizado
en los Juegos Olímpicos y, con el fuego sagrado alumbrando de nuevo la capital
británica, la cantante Beverley Knight cerró la ceremonia mientras los fuegos
artificiales iluminaban el oscuro cielo de Londres.
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