Antes de viajar a Londres el cordobés Jorge Lencina repasó
su vida deportiva como convencional, donde participó en tres Juegos Olímpicos,
y palpitó su próxima cita paralímpica, con la ilusión de ganar oro.
Con 37 años, el representante de FADEC desde 2006, tiene la
esperanza de superar el logro alcanzado en Beijing 2008, donde ganó la presea
de bronce. “Los tres podemos traer medallas”, donde viajó hoy junto a sus
compañeros de equipo José Effron y Fabián Ramírez. El judo de FADEC (Federación
Argentina de Deportes para Ciegos) tendrá tres representantes en los próximos
Juegos Paralímpicos de Londres 2012. Uno de ellos es Jorge Lencina, con pasado
en la elite mundial del judo convencional. “El ciego desarrolla sentidos que el
convencional no. A mí el deporte me ayudó mucho para afrontar mi problema y hoy
gracias a la fabricación de nuevos lentes pude recuperar gran parte de la
visión. El objetivo en Londres es volver a estar en el podio, obviamente sueño
con lo máximo, pero hay que estar tranquilo”, sintetizó el deportista cordobés
que competirá para el país en la categoría 90 kilos, con el sueño de superar el
logro de Beijing 2008, cuando ganó la medalla de bronce. Con destino a la capital
inglesa, Lencina viajó junto a sus dos compañeros de equipo, José Effron
(categoría 81 kilos) y Fabián Ramírez (73 kilogramos), y antes de partir dejó
su mensaje: “Los tres podernos traer medallas. José ganó la de bronce en el
último Mundial y es campeón parapanamericano, y Fabián es otro que está entre
los mejores del mundo y tiene suficiente experiencia. Para todos será
fundamental la primera lucha. En mi caso me siento preparado y con mucha
confianza, conozco a casi todos mis rivales y puedo manejar estrategias
distintas”. También analizó su presente y la posibilidad del retiro: “Hoy me
siento muy bien, estoy entre los tres mejores del ranking y fui subcampeón del
mundo en el Mundial de Turquía 2011. Después de estos Juegos voy a evaluar mi
continuidad, en principio me parece que voy a seguir por lo menos un año más,
para devolverle a este deporte un poco de todo lo que me está dando”. Y
enseguida Lencina volvió a soñar con Londres 2012: “En estos seis años de
paralímpico tuve algunos logros importantes (además de la medalla en Beijing
ganó la de oro en los Parapanamericanos de Río 2007 y la de bronce en
Guadalajara 2009) y ojalá pueda ganar la de oro en este Juego, el último de mi
carrera, y ser el primer judoca argentino en traer esa medalla al país. Ese es
mi sueño”.
Lencina: “El deporte argentino tuvo una marcada mejoría”
“Uno ya es viejo en esto y se da cuenta que contamos con
mucho más apoyo y que el deporte argentino en general tuvo una marcada mejoría
en los últimos años. Puedo decir con orgullo que cada vez son más los chicos
con problemas visuales que se incorporan al judo. Hoy tenemos buenos
representantes juveniles, hay menores de 10 a 12 años con proyección y eso es
importante”. “La creación del ENARD (Ente conformado por la Secretaría de
Deporte del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el Comité Olímpico
Argentino) fue muy beneficiosa y seguramente en Río 2016 algunos deportes van a
mostrar una superación. Esperemos que en judo pueda darse el recambio que se
necesita y se puedan ver cada vez mejores resultados”. Como convencional
Lencina competía en 66 kilogramos y cosechó entre otros logros dos medallas de
bronce panamericanas, Mar del Plata 95 y Winnipeg 99, además del título
sudamericano en Río de Janeiro 2002 y de sus tres participaciones olímpicas:
Atlanta 96, Sydney 2000 y Atenas 2004, donde ganó un diploma tras salir
séptimo. Luego la enfermedad en su vista avanzó (padece de queratocono, deformación
de la cornea) y ya no pudo continuar con su actividad deportiva, hasta que en
2006 de la mano de los profesores Luis Benítez y Guillermo Traba, impulsores
del programa argentino de judo paralímpico, y de Domingo Latella, presidente de
FADEC, volvió al ruedo como disminuido visual. “A Benítez, Traba y Latella les
estaré agradecidos por siempre por abrirme esta puerta, y también a los profes
Gustavo Pascualini y Domingo Biondo, que me acompañan en este momento. Este es
un trabajo conjunto, somos un equipo”, remarcó el cordobés, quien junto a su
esposa Gabriela tiene dos hijas, Rocío de 14 años y Loana, de 10.
El cambio de convencional a paralímpico
“A medida que notaba que la enfermedad iba avanzando trataba
de ir adaptándome y el paso al deporte paralímpico fue algo que me ayudó mucho
en todo sentido. Es bueno aclarar que tal vez es más complicada la lucha en
paralímpico porque estás mucho más agarrado y el nivel es muy bueno. Yo he
perdido con ciegos totales y he perdido bien, contrariamente a lo que piensan
muchos ver borroso no te da ninguna ventaja”. “Ahora estoy muy contento porque
tuve una importante corrección en la vista con los nuevos lentes de contacto.
Puedo afirmar que mejoré mi visión en un 90 por ciento. Claro que cuando me
toca competir me tengo que sacar los lentes y vuelvo a ver muy borroso, muy
nublado”, finalizó el hombre que una vez más representará a la Argentina en la
máxima cita internacional, la segunda en paralímpicos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario