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jueves, 19 de julio de 2012

LOS DEPORTISTAS CUBANOS SUEÑAN CON PODER SALIR DE SU PAÍS


Miles de cubanos sueñan estos días con ser deportistas de elite. El deseo de encontrarse entre los mejores atletas del planeta no responde, esta vez, al anhelo de conseguir una medalla de oro o de dejar boquiabierto a medio mundo batiendo un nuevo record. La realidad se acerca más al deseo de salir a la carrera sin esperar al pistoletazo de salida.

Las Olimpiadas de Londres invitan a los cubanos a todo toda clase y condición a fantasear con una posible fuga, algo que forma ya una parte muy importante de la cultura cubana. La última estampida de este tipo incluyó cinco jugadores del equipo nacional de baloncesto, que hace menos de un mes escogieron la vecina isla de Puerto Rico para cumplir un sueño que seguramente venían madurando desde años atrás. Las próximas olimpiadas en la capital del Reino Unido abren igualmente una vía hacía nuevas deserciones, que sin duda veremos producirse. Si en el transcurso de los juegos no se contabiliza ninguna evasión entre los representantes de Cuba, será por cuestiones relacionadas con el aumento de la vigilancia y no por una cabal asimilación del discurso que suelen ofrecer, antes del viaje los dirigentes de Instituto Nacional de Deportes y Recreación (INDER), entidad estatal que ostenta el monopolio en el sector. Sin embargo, ya en el mismo momento en el que comiencen las arengas patrioteras y el compromiso de los deportistas de volver al país tan pronto culmine la participación en las diversas especialidades, se irán fraguando las estrategias para ponerse a resguardo de las autoridades migratorias del país anfitrión a la menor oportunidad. En esta línea, la experiencia dice que es bastante probable que se produzcan acontecimientos de este tipo, dado que en anteriores citas deportivas algunos de los desertores fueron personas de las cuales no se sospechaba que fueran a tomar una decisión de esta naturaleza. Es de sobra sabido que para que los planes de fuga triunfen, es preciso maximizar los subterfugios de la doble moral con el propósito de ganarse la confianza de los chivatos, agentes encubiertos y policías de civil que siempre acompañan a las representaciones deportivas. Es destacable que en lo que va de año ya hayan desertado 27 atletas, cifra que ha tratado de minimizarse comparándola con el número de los participantes que regresaron a la Isla tras cumplir su rol en diversos torneos regionales o mundiales. Sin embargo, que el mayor número de competidores opte por el retorno a Cuba, por los motivos que sean, no le quita importancia a la situación. Muy por el contrario, sólo una huida, sólo un deportista que logre burlar los medios de control, activados al máximo, deja al descubierto el perfil carcelario de un régimen que se vende como un paradigma de la decencia y el respeto de los Derechos Humanos. Decenas de miles de personas han muerto ahogadas en el Estrecho de Florida durante los 53 años de gobierno socialista, al convencerse que el paraíso terrenal que les prometieron resultó ser el camino más corto al infierno. Al decidirse por una huida en cualquier objeto flotante, su destino se selló en las fauces de los tiburones o bajo las turbulencias del océano. Desde este punto de vista, la escapada durante un acontecimiento deportivo constituye la mejor opción para los rehenes. Así, no es casual la envidia de muchos cubanos hacia los deportistas seleccionados para participar en las próximas Olimpiadas, y Londres es la puerta de salida hacia la libertad, ¿Cuántos podrán franquearla?

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