Al problema de la competencia deportiva en Londres 2012,
alrededor de tres mil atletas musulmanes tendrán una complicación religiosa. El
mes sagrado de Ramadán, en el que los fieles ayunan del amanecer al atardecer,
comienza el 20 de julio, una semana antes de los Juegos Olímpicos. ¿Qué harán
entonces los participantes: seguirán las prácticas de su fe o continuarán con
sus dietas de deportistas?
Algunos han recibido la dispensa del clero de su nación,
como los 112 atletas de la delegación egipcia. Por su parte, la boxeadora
afgana Sadaf Rahimi, quien competirá cubierta de los pies a la cabeza, encontró
una excepción en el Corán para aquellos fieles que estén a una distancia mayor
del viaje de un camello de sus casas. Ella recuperará los días de ayuno cuando
regrese a su país. El remero británico Mohammad Sbihi acordó donar 1.800
comidas para los pobres, sesenta por cada uno de los treinta días en que no
ayune. Al otro lado del espectro, el judoca Maher Abu Rmeileh, primer palestino
en clasificar a unas Olimpiadas, decidió acatar el ayuno. "Estoy seguro de
que no afectará mi actuación. Estoy listo para competir y no importa si es
Ramadán o no". Según científicos, la falta de nutrientes por el ayuno
puede ser superada por la voluntad y la fuerza mental de los atletas, en
especial el impulso que les puede dar sus creencias religiosas. "Los que
observaron Ramadán tuvieron consecuencia adversas limitadas en el entrenamiento
o competencia". Las comunidades musulmanas ya se habían quejado hace
algunos años cuando se revelaron las fechas de Londres 2012. Ahora, a diez días
del inicio de la fiesta deportiva, los atletas tendrán la palabra.
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