Londres festejaba el sábado 21 de julio de 2012 su fiebre
olímpica, con el inicio de un periplo de siete días de la llama olímpica por
los 33 distritos de la capital británica, en un día soleado y con un festival
de música gratuito junto al río Támesis, tras semanas de lluvia y problemas.
"Basta de lamentos", Boris Johnson, que el viernes
estuvo en el recibimiento, vía helicóptero, de la llama en la Torre de Londres,
donde pasó la noche junto a las 4.700 medallas olímpicas. "¿Somos del tipo
de personas que se frenan por la lluvia?". "¡Nooooo!", gritaron
a coro los espectadores del acto, entusiasmados, mientras un soldado llevaba la
llama.
Diez millones de personas han desafiado a la lluvia y el
frío desde el 19 de mayo, para ver desfilar la llama a través del Reino Unido,
en un recorrido de 12.800 kilómetros. Las críticas no se han hecho esperar,
especialmente en lo referente a los problemas con el dispositivo de seguridad
de los Juegos, en el que el gobierno ha tenido que movilizar a última hora a
3.500 soldados para paliar los incumplimientos de la empresa privada que se
había contratado. Pero la llegada de la llama a la capital marca el inicio de
las celebraciones. Seis escenarios gigantes fueron instalados a lo largo del
Támesis para acoger conciertos gratuitos de músicos de todos los continentes. Una
réplica inflable gigante de los célebres megalitos de Stonehenge también
aparece en el paisaje urbano de la ciudad. Las fiestas privadas que han
organizado con motivo de los Juegos harían palidecer a la exclusiva Costa Azul
francesa. Entre ellas, la "fiesta de Brad y Angie", el miércoles en
el Museo Victoria y Albert, donde los actores estadounidenses Brad Pitt y
Angelina Jolie estarán presentes para recaudar fondos para la asociación por la
paz (Sports for Peace). El ex boxeador Mohamed Ali es uno de los invitados de
honor y, el príncipe Guillermo y su esposa Catalina también estarán en ella. Los
antiguos muelles de Londres se van a transformar durante los Juegos en un
puerto también de lujo, con 18 yates anclados y convirtiéndose en otros de los
lugares donde disfrutar de la fiesta. Los principales patrocinadores han
previsto organizar "parties" (fiestas) con glamour, algunos más que
otras, como la de Lakshmi Mittal, el rey del acero y mecenas del Orbit del
artista Anish Kapoor, una construcción de acero que llama la atención en el
recinto olímpico. Para algunos, el ambiente festivo comenzará con el anochecer:
el Ramadán coincide este año con los Juegos Olímpicos, lo que hace más difícil
la tarea para los 3.000 atletas musulmanes que participan en los Juegos. El
Ramadán impone una jornada de ayuno particularmente larga en julio, con casi 18
horas sin beber ni comer. El Islam prevé excepciones y numerosos deportistas
han preferido trasladar sus días de ayuno después de los Juegos, como Maher Abu
Remeleh, que representa a Palestina en judo. "He consultado con las
autoridades religiosas, que han recomendado que me abstenga de ayunar. Lo
compensaré a mi regreso". La gimnasta rumana Nadia Comaneci, primera en
conseguir un 10 sobre 10 en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 con apenas 14
años, y el ex basquetbolista John Amaechi figuran entre las estrellas que
tendrán el honor de llevar la antorcha el pasado sábado. La llama inició su periplo
en un lugar simbólico, en el meridiano de Greenwich, en la orilla sur del
Támesis. El futbolista de origen congoleño Fabrice Muamba, que atrajo la
atención del mundo en marzo al sufrir una parado cardíaco de 78 minutos, en pleno partido, fue uno de los
elegidos para llevar la llama, en su caso en el barrio de Waltham Forest, donde
pasó su infancia. Dos millones de londinenses deberían aclamar a los 982
portadores de la antorcha durante el periplo final de siete días. Scotland Yard
movilizó a no menos de 70 policías para relevarse alrededor de la preciada
llama, hasta su llegada al estadio Olímpico el viernes 27.
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