Los cien metros llanos son, sin ningún tipo de duda, una de
las pruebas más apasionantes de cada cita olímpica. Su efímera intensidad
impide distracciones. En menos de diez segundos, en un simple abrir y cerrar de
ojos, los hombres y mujeres más veloces de la tierra dirimen al vencedor. Si
bien en Londres un poder hegemónico amenazaba con quitarle interés a la
competencia masculina, en los últimos meses han aparecido peones que han puesto
en jaque al rey, Usain Bolt.
Usain Bolt
Después de conquistar "El Nido" que acunó el atletismo olímpico en Beijing 2008 con una escandalosa superioridad en los 100 y 200 metros, Bolt amagaba con una proyección atemorizante para cualquier rival. Los miedos ajenos se agigantaron un año más tarde, cuando en el campeonato Mundial de Atletismo de Berlín bajó su propio record mundial en robóticas e inalcanzables 9.58 segundos. Sin embargo, las lesiones se empecinaron con destruir esa imagen inhumana del jamaiquino. De repente la utopía que representaba vencer a Bolt se materializaba como una oportunidad para sus competidores. La última presentación de Bolt despertó su preocupación, renovó las ilusiones de sus enemigos en pista y revitalizó el interés por una prueba que hace no tanto parecía tener un dueño inamovible. En los trials del equipo jamaiquino, en el Estadio Nacional de Kingston asentado en el corazón de su país, fue derrotado por el joven Yohan Blake, cuatro años menor que Lightning Bolt. Blake, quien registró 9.75 segundos, instaló la cuarta mejor marca de la historia. Días más tarde, el campeón del mundo en Daegu 2011 en 100m volvió a derrotar a Bolt en los 200m. Sin embargo, el relámpago de Trelawny no solo deberá preocuparse por su compatriota. El veterano Asafa Powell, Justin Gatlin, oro olímpico en Atenas 2004 y Tyson Gay, dueño del segundo registro más veloz de la historia, también intentarán arrebatarle la medalla dorada a Bolt, quien además de vencer a sus rivales deberá derrotar a la escoliosis que lo aqueja.
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