Los 50 kilómetros de carriles de
circulación de uso exclusivo para la familia olímpica durante los Juegos de
Londres, que se inauguran este viernes, comenzaron a funcionar en la capital
británica.
Hasta el 14 de agosto, desde
primera hora de la mañana únicamente unas 80.000 personas, entre atletas,
miembros de delegaciones olímpicas y otro personal acreditado, podrán circular
por unos carriles que han provocado numerosas críticas en la atestada capital
del Reino Unido. Muchos londinenses temen que los carriles vetados a los
ciudadanos, marcados con pintura blanca en las calzadas convencionales,
contribuirán a agravar las ya de por sí densas congestiones de tráfico que vive
la capital británica en horas pico. Los taxistas de Londres, irritados porque
tampoco podrán circular por la red de carriles olímpicos, organizaron una protesta
en el centro de la ciudad la pasada semana. Tanto el alcalde de Londres, el
conservador Boris Johnson, como el presidente del Comité Organizador de los
Juegos (LOCOG), Sebastian Coe, han defendido en numerosas ocasiones la
necesidad de esos carriles para asegurar que los atletas y los trabajadores de
las Olimpiadas llegan a tiempo a los recintos deportivos.
"La red de carriles es un
requisito para cualquier sede de los Juegos. Es vital para que todos puedan
llegar puntuales. Mi equipo ha recortado un tercio del trazado que estaba
planeado en un principio para minimizar el impacto en los londinenses y sus
negocios", explicó Johnson sobre una red olímpica que se implantó tras los
Juegos de Atlanta 1996. Junto con el dispositivo de seguridad, el sistema de
transporte de Londres, una ciudad con ocho millones de habitantes que recibe
cerca de 14 millones de turistas al año, ha resultado uno de los principales
dolores de cabeza de las autoridades británicas desde que el COI encargó los
Juegos a Londres, hace siete años.
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