Peters contó sobre su rutina de entrenamiento y las
dificultades que enfrentaba. Al inicio de la década del 70, cuando se preparaba
para los Olímpicos de Munich, vivía al norte de Belfast, en Irlanda del Norte,
y tenía que viajar al otro extremo de la ciudad para poder practicar mejor.
Durante el viaje, escuchaba las explosiones de bombas, pero, según el relato,
no era posible volver. “Era esa la vida que yo conocía y era eso lo que
necesitaba hacer”. Mientras los Juegos se aproximaban, sin embargo, tuvo la
suerte de recibir ayuda de la Sociedad Churchill, dejó Irlanda del Norte y
viajó a Estados Unidos para entrenar por seis semanas. Para conseguir el oro,
Peters necesitó vencer a la deportista local, la alemana Heide Rosendahl, que
era la favorita para la conquista. Mary completó la prueba en 22.96 segundos,
1,12 delante del segundo lugar.
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