Juegos de cartas de acero inoxidable que cuestan 2 mil
libras (aproximadamente 3,2 mil dólares) y una moneda de oro 22 quilates de la
Royal Mint la casa de la moneda
británica que cuesta 2,8 mil libras (alrededor de 4,5 mil dólares) son algunos
de los ejemplos de los precios que vienen enojando a la población. Los
productos son vendidos en el negocio oficial de los Juegos Olímpicos, en
Stratford y en otros revendedores autorizados. Con una gran variación de
valores entre los artefactos que tienen o no la marca olímpica, existe una gran
preocupación en el país de que la competición sea más recordada por la
explotación financiera que por el espectáculo en sí. El comité organizador
defiende que los precios son establecidos por los comerciantes y que los Juegos
necesitan ser costeados, además que el público tiene la libertad de elegir lo
que quiere comprar.
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