Guardias de seguridad con poco entrenamiento y agresivos han
impedido que fotógrafos profesionales y amateur realicen su trabajo en las
proximidades a las instalaciones olímpicas, en Londres. Los guardias utilizan
la excusa de los Juegos para, sin base legal, restringir fotografías en áreas
públicas.
El sábado pasado, cinco fotógrafos fueron impedidos de
realizar su trabajo en una región externa al Estadio Olímpico. Los guardias
argumentaron que no podían tomar fotografías desde el lugar donde estaban
ubicados, en plena vía pública. Una semana antes, oficiales de la policía
habían asegurado a los fotógrafos que los empleados particulares no tienen
poder para reprimirlos. Jason Parkinson, uno de los profesionales que estaba en
el Estadio Olímpico, “con el pánico y la paranoia que rodea a los Juegos, esto
solo va a empeorar”, además comentó que lo ocurrido fue solo “una punta del
iceberg”, y cuestionó “¿Qué sucederá con los turistas y espectadores?” durante
la competencia, teniendo en cuenta que ellos pueden desconocer la legislatura
local. Luego de lo sucedido, la empresa G4S, encargada de la seguridad, fue
obligada a disculparse con los fotógrafos. Otro caso se registró la semana
pasada en la O2 Arena, cuando a otro reportero gráfico le ordenaron parar de
tomar imágenes y eliminar las que tenía en la memoria de la cámara. En el Reino
Unido, los policías pueden detener a alguien que los esté fotografiando en dos
casos, si hacen parte de unidades especiales que demanden la protección de sus
identidades o si sospechan que las imágenes estén siendo recopiladas con fines
terroristas.
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