“Los combates con Yuri casi siempre son a muerte”, confiesa
Carolina. La chica comparte entrenamiento en el Coliseo 'El Pueblo' con Yuri
Alvear, la judoca más importante del país.
Eso sí, solamente aprende con ella técnicas para
desestabilizar al rival. Eso de los combates se los deja a otros.
Esos otros son pocos. Evelyn Lucumí, también deportista de la Liga de Judo del Valle,
prefiere guardar silencio. Luego, con timidez, expresa que se siente feliz con
el recorrido internacional de la medallista y que cada tanto quiera enseñarles
su bagaje. Pero ni siquiera el agradecimiento que siente es suficiente para
decidirse a ser su rival. El temor de las compañeras no es infundado. La
deportista, que aspira a una medalla en los próximos Juegos Olímpicos de
Londres (junio 2012), explica que las jóvenes que la acompañan apenas están en
una parte del camino que ella hace mucho recorrió.
“Aquí en Colombia casi no hay mujeres grandes que practiquen
el judo. Las que lo hacen son de la categoría de 78 kilogramos que
pueden superar los 120 kilos de peso y eso tampoco me conviene porque tengo que
multiplicar esfuerzos”. La judoca suele entrenar sola. Sube únicamente con la
fuerza de sus brazos por sogas que penden de una viga a cinco metros de altura
y desciende por ellas de la misma manera. Flexiona sus piernas en repetidas
ocasiones hasta el cansancio. Simula durante horas estrangulamientos,
inmovilizaciones... O se enfrenta con los hombres, aunque a ellos les guste
poco esa idea.
De los pocos que se atreven, el novato Juan Carlos Callejas.
Es delgado y de mediana estatura. Cuenta que para él sí es un honor servirle a
Yuri porque aprende técnicas nuevas. “Esas son las ventajas de ir y venir por
el mundo minimizando al contendor”.
Dice que en los combates la colombiana es superior con los
brazos, que tiene una fuerza desmedida y hay muchos hombres a los que no les
gusta quedar reducidos ante la potencia de una mujer. Cuestión de orgullo.
Cuenta que hay ocasiones en las que los ánimos se caldean y la tarde de
entrenamiento termina en un combate que parece mortal. Luego vuelven a ser
amigos, compañeros.
Otros solamente callan ante la pregunta de qué tal los entrenamientos
con Yuri. Eso hizo que la Federación Colombiana de Judo tomara la decisión
de mandar a la deportista a practicar a Japón, la cuna de la disciplina
oriental. Hernando Arias, presidente de la federación, insiste en que los 30
competidores de la selección son muy buenos, “pero ninguno quiere entrenar con
Yuri porque les da miedo”.
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